viernes, 11 de enero de 2013

Otras ONGs


Hace dos meses pude asistir a la presentación de un documental en la Asociación de Vecinos de Ventilla Almenara (Tetuán)  http://www.tetuanparticipa.org/ y al debate que siguió a la proyección, en el que participó gente de muy distintas edades.

El documental, “Verde carne, tierra muerta” http://vimeo.com/44568998  , filmado en Guatemala y Honduras, denuncia las consecuencias de la alabada Economía Verde o Ecológica, que ha forzado a varias comunidades indígenas a abandonar sus tierras y perder el acceso a sus cultivos y su sustento.

El documental fue financiado por una asociación y filmado con fines divulgativos, por lo que me permito decir que la exposición de las circunstancias que denuncia (sobre todo la presentación de los principios de la Economía Verde) podría ser mucho más clara por momentos.
Pero el resultado es un documental honesto, y un primer paso para una reflexión importante. 

La economía ecológica o Verde se define en Internet como “la "ciencia de la gestión de la sustentabilidad", o el estudio y valoración de la (in)sostenibilidad.”
“La EE estudia las relaciones entre el sistema natural y los subsistemas social y económico, incluyendo los conflictos entre el crecimiento económico y los límites físicos y biológicos de los ecosistemas debido a que la carga ambiental de la economía aumenta con el consumo y el crecimiento demográfico. Los economistas ecológicos adoptan posturas muy críticas con respecto al crecimiento económico, los métodos e instrumentos de la economía tradicional y los desarrollos teóricos que proceden de ésta como la economía ambiental y la economía de recursos naturales."
Por el momento es muy difícil encontrar una definición concisa de lo que constituye la economía verde en castellano en la red - y eso que la Bioeconomía está siendo aplicada en muchas regiones de Latinoamérica.

Según tengo entendido, la Economía Verde propone remplazar el uso del petróleo por el de combustibles naturales, como puede ser el aceite de palma o la combustión de alimentos de toda la vida en cantidad masiva para, en el mejor de los casos, propiciar el crecimiento de la agricultura en zonas ricas en materia prima, dándole trabajo y sustento a los habitantes de estas zonas sin imponer nuevas formas de combustión venidas de otros países o continentes y, por tanto, de métodos de gestión económica venidos de fuera.
Hasta ahora el resultado de esta Economía Verde consiste, inevitablemente, en una extensión del poder de las Empresas de filosofía capitalista o de Multinacionales incrustadas en susodichas zonas. Es decir, que la Economía Verde no funciona. Más bien despoja a los habitantes de las zonas afectadas de su materia prima diaria, y trastoca los métodos agricultores con los que llevan trabajando y viviendo desde hace siglos.

Los enfoques ecológicos de una economía sostenible no pueden ser consecuencia de una contestación a la situación mundial que estamos padeciendo, fruto del neoliberalismo salvaje que ha criado a mi generación y que se está cayendo por su propio peso. Los enfoques ecológicos, creo, tienen que proponer una alternativa en sí misma, ser una solución en sí misma. En mi opinión (y tomando de referencia en este caso las propuestas de una economía ecológica), antes de llegar al punto en que puedan ser reconfigurados los sistemas económicos locales y que éstos contribuyan a su vez a una economía global basada en el intercambio de productos generados desde la autogestión de estas economías locales y sostenibles, desafortunadamente habría que pasar por el declive total del modelo capitalista que nos constituye.
De lo contrario, a menos que el primer mundo se digne a firmar un pacto de “independencia económica” de cara al dólar (con todas las consecuencias que eso le supondría a la cima del mundo), las Multinacionales seguirán aplastando a los países tercermundistas y “de 2da”, truncando los procesos más justos de autonomía económica.

Teniendo en cuenta el nivel medio de vida en EE.UU. y el norte de Europa y el brutal crecimiento de una China moderna cuyas consecuencias a nivel global quedan por ver, desde luego aún falta para llegar al declive integral del sistema del que vivimos a día de hoy.
Y es que, por muy obvio que parezca, la solución al despropósito en el que se ha convertido el modelo mundial quizá sea, sencillamente, regresar al concepto de autonomía.
Con “autonomía” no me refiero a desunión ni disgregación. Sin ir más lejos, Internet (uno de los frutos del dichoso modelo que nos hace, gratuito en concepto hasta ahora) es de los avances más ambiciosos y hermosos de esta humanidad, por informarnos sobre cualquier tema desde infinitas fuentes y unirnos sin barrera alguna más allá del tiempo y el espacio. Haber llegado a este instante de compartir virtual continuo es probablemente el mayor de los lujos que ha conocido mi generación. Tenemos todo que aprender de otros sistemas, otras culturas, otras necesidades y otros microclimas.
Con “autonomía” pienso en la implantación de modelos con los pies en la tierra, alejados de la ambición desmedida – pornográfica -  de los cuatro magnates que han decidido y deciden por nosotros; volver a parámetros verosímiles, en acorde con la naturaleza cotidiana más humana y con los recursos naturales de cada zona geográfica y cultural, y propiciar el intercambio entre zonas y países desde estas bases.

Por el momento, los únicos organismos que han tentado insuflar este tipo de metodologías han sido en mayor parte las ONGs que el primer mundo manda a países subdesarrollados por culpa del primer mundo. Últimamente he tenido el honor de conocer a un par de personas capaces de entregarse por completo en pos de una lucha por mejorar real y justamente sistemas de microeconomía local (en zonas rurales de Centro América, por ejemplo) desde dentro, con y por el habitante de las zonas a ayudar. Existen seres humanos con la cabeza tremendamente bien puesta y la capacidad de mover cielo y tierra para dar muy pequeños pasos, uno tras otro, a favor de una organización más equitativa en zonas acotadas de países “de 2da”. Desgraciadamente, esto no es sinónimo de logro.

Muchas ONGs funcionan, también, a nivel masivo, y a largo plazo esto termina por potenciar dependencias insanas entre sistemas culturales locales o microeconomías y trabajadores sociales llegados de “países desarrollados” que terminan por darse contra un muro, por no lograr integrar ciertos pensamientos a priori constructivos dentro de estos sistemas, debido a que el planteamiento de la ayuda en sí misma es, a largo plazo, ineficaz. Las ONGs que mayor dinero manejan se implantan a los lugares escogidos con promesas tácitas de ayuda y coordinación que no dejan de venir “de afuera”. Y esto, muy probablemente, debido a la imagen que los países en vías de desarrollo tienen del mundo llamado “occidental”, visión construida y a veces deformada por los parámetros económicos que rigen nuestro mundo. Las ONGs más importantes vendrían a ser la contrapartida de las Multinacionales – un alter ego - en países donde la macrogestión (que mezcle procesos de ayuda médica y social con procesos de coordinación de los recursos materiales, etc) no procede, generando incluso, insisto, dependencias que no hacen más que subrayar los problemas locales en vez de solucionarlos.
Porque las ONGs son también fruto del macrosistema al que pertenecemos, la logística interna que algunas manejan no concuerdan con las metas que se proponen.

Europa es colonizadora, abusadora, ladrona y ególatra. Pero también es la cuna del pensamiento ilustrado del que deriva la declaración de los derechos humanos y una utopía izquierdista moderna. Estos planteamientos o modelos de estructuras son los rescatables y los que probablemente valga la pena divulgar, que no imponer, en las zonas del mundo cuya materia prima posibilite, en efecto, una microeconomía sostenible extensa de Imperialismos desbocados e iconografías y logos que pierden cualquier significado sacados de contexto. Y esto aplicado a cualquier zona geográfica, la intocable pese a desmoronada Europa incluida.

Ante tantos siglos de asfixia de los continentes en los que se apoya el primer mundo para seguir siendo el primer mundo, que ni por esas se salva de una crisis económica global que nos está llevando al traste a todos, probablemente este sea el momento de empezar a tantear alternativas verosímiles y honestas que proponernos a nosotros mismos. Quién sabe si a estas alturas del recorrido europeo una economía de filosofía ecológica sea una solución viable a largo plazo. Lo que sí creo es que, teniendo en cuenta los inevitables cambios que están por llegar, éste es momento de encararnos con sinceridad.
De ser, de una maldita vez, humildes.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Femme Fatale



Hace poco volví a escuchar que la mujer es una figura sumisa y maltratada en todo el “tercer mundo”. Esto es cierto en la inmensa mayoría de los casos. Más allá de que moleste que mostremos con el dedo “ése mundo” de cuya condición somos responsables, molesta que se deje de tomar en cuenta que aquí, en ”occidente”, muchos (que no todos) gozamos de derechos humanos básicos, pero también convivimos con abusos incontables y, si nos centramos en la mujer, comprobamos que su situación es distinta aunque no tan diferente.

Sin llegar a abordar el maltrato, supongamos que en muchas situaciones del llamado primer mundo la mujer sigue siendo una figura sumisa. Probablemente a la sociedad le sigue conviniendo que así sea, por supuesto. Pero también (y ya mencionando a mujeres con cierto poder adquisitivo y/o derecho a elegir su postura,) puede que más de una mujer se niegue a quitarse “ese halo” de misterio que la acompaña, vendido por las grandes marcas. Quizá para muchas mujeres resulte más fácil seguir actuando discretamente en secundo plano para llevar a cabo ciertos propósitos. Porque, de otra forma, le sigue siendo honestamente difícil por momentos.

En más de una ocasión, en Europa se nos sigue tomando (o nos seguimos tomando a nosotras mismas) por idiotas.
Creo que esto deriva en gran parte de la contradicción con la que nos bombardean en los media – concretamente, en la oferta destinada al público femenino.

Venus y los Media

Si le echamos un vistazo a alguna revista destinada a la mujer, del tipo Cosmopolitan o Elle, nos topamos con un mensaje poco claro:
todos los artículos tienen por temática el bienestar de la lectora. Desvelan trucos infalibles para sentirse más tonificada, relajada y por supuesto más joven, llevando una vida más sana, resolviendo problemas de pareja ("lo que ellos esperan de nosotras") o con la amiga ("exígele disculpas y dile que la quieres"), aplacando el estrés, superando obstáculos profesionales y luchando por una vida sexual más satisfactoria, todo esto sin dejar de afirmar que no hay por qué ser perfecta y que a los hombres en el fondo lo que les gusta son los michelines.
Las revistas se las dan de mejores amigas. Mientras, te hacen sentir ordinaria por no haber probado la postura del lotus oblícuo con tu novi@ a la par que, en la página de en frente, te hacen vislumbrar a la niña esquelética en bragas, fruto del PhotoShop; esa ninfa con superpoder metabólico desconocedora de la estría que parece flotar etérea en un mundo plasticoïde. Lo que todo hombre inmaduro y un tanto estúpido desearía, vaya: una virgen pícara, sin pasado ni futuro, con cutis de ciencia-ficción y la curva justa para que no impresione. Pero es que a los hombres también se les tiende a tomar por estúpidos.

Estas revistas algo tendrán que vender. Belleza sobrenatural y seducción a raudales. En definitiva: inmortalidad. Y de paso ganar pasta gansa. Bien. Supuestamente este es un país libre.
Con lo que me pregunto: ¿de qué van Elle y Donna? ¿De amigotas que saben lo difícil que es convivir con el bombardeo mediático? ¿De abusadoras de imágenes retocadas para que el público siga comparándose con seres irreales y comprando trucos para parecerse a ellos?
¿Qué es ese cuento de la mujer liberada, si vivimos atadas a un mundo en el que en cuanto una baja la guardia y se topa con un anuncio es la leche de difícil sentirse a gusto con la arruga?

No voy a divagar sobre lo que creo que estos mensajes poco sutiles han generado en nuestro comportamiento sexual o emocional. En "occidente" tanto hombres como mujeres se han logrado liberar de algunos (que no todos) roles retrógradas propios del género, y es posible toparse con gente que, pese a lo difícil que es hacer oídos sordos ante semejante Imperio iconoclasta, se posiciona y hace (o intenta hacer) lo que le viene en gana según sus principios.

Pero es curioso que el fenómeno de la anorexia y la bulimia – o de las imágenes retocadas anunciando un simple sostén – se haya dado precisamente ahora que la mujer se proclama "liberada".
Yo lo siento, pero las Pin-Ups, por muy machistas que fueran en concepto, me parecen infinitamente más atractivas que las modelos de hoy en día, y al menos no iban de lo que no eran. A Marilyn se le conocieron celulitis y brazos flácidos: un verdadero derroche de sensualidad. Eso sí que era una Venus respetuosa con el mito.
Que aniquilen a esos insectos a lo Beckham o Moss y sus caras de inamovible mala hostia.
Monica Belluci es un pivón que nos remite a madonnas de "antaño", y ese peso saludable del que tanto hablan en Cosmopolitan no aparece en las fotos que publican.

La Venus mediática se decantó pues por la anorexia.

Desafortunadamente la mujer no es la única en padecer el bombardeo de imágenes vacuas. Puestos a recordar las figuras que en su momento fundaron la sociedad "occidental" - esta Mediateca -, constatamos que, a nivel mediático, la figura del "hombre" también ha sufrido sus cambios.

Resulta que Adonis vuelve a ser exclusivamente maricón.

Adonis - Dios afeminado

Siempre estarán de moda los tipos oscuros, feúchos aunque atractivos, a quien salvar de sus dolencias, el intelectual gafapasta y su parrafada o el bueno del calvo con gran corazón. Son hits de la humanidad. Pero los media nos siguen lavando el cerebro, incansables, y Adonis, al igual que Venus, se está transformando.

El hombre mediático de hoy en día se las da de macho con aires aniñados, va depilado de arriba abajo, se pasa media jornada en el gimnasio (no hay otra explicación) y mira a cámara con falsa inocencia. Un rostro bonito es un rostro bonito, y pivones existen tanto de un género como de otro. Pero a mí personalmente no me llama el neo-Aquiles.
Más contradicción: el nuevo hombre tiene que estar mazado, pues, pero depilado también. Tiene que ser hombre muy hombre, por supuesto, pero con un lado cándido afeminado que despierte instintos maternales. Se requiere un Dios del sexo pero también de la ternura, se espera presencia elegante aunque sin dejar de aparentar desenfado. El hombre tiene por obligación traer chocolate a casa cuando la amada sufre del período (según el anuncio de Ausonia) a la par que comprar la revista para hombres, para fantasear con la Miró en pelotas anunciando el nuevo modelo de Mercedes.

Parece que el hombre aún no tiene que ser del todo Papá diez a la vez que Amante diez, Cocinero diez y Ejecutivo diez, pero el bombardeo de los media afirma que se tiene que ir acercando. Por desgracia.

Y, sintiéndolo mucho, me da que no todo hombre primer-mundista con dinero es necesariamente homosexual – siendo el punto de mira de muchos de los anuncios de Gucci o de Gaultier una homosexualidad masculina muy concreta: la del yupie espectacular.
Los anuncios de Armani contrarrestan con la imagen que el resto de medios dan del chico gay, que a estas alturas aún no parece estar bien integrada en la cotidianidad televisiva. La figura de hombre gay suele ser secundaria y muchas veces grotesca en TV o en el cine comercial.
Ni todos los yupies son gays, ni todos los gays son locas chismosas con pluma.

La Femme Fatale

La TV y el cine son otros espacios mediáticos de bombardeo salvaje que van pautando las reglas globales. Parece que firmar un contrato como actor "conocido" implica salir en pantalla, pero también patrocinar a diseñadores de moda y publicitar perfumes y relojes.

Hoy en día en Hollywood la Femme Fatale (que se afianzó como tal en el cine negro) ya no es un ser dolido con ansias de venganza y sujeta a pasiones atormentadas - una mezcla entre la bruja seductora y la niña abandonada que encuentra en el Humphrey Bogart de turno al padre que nunca tuvo o al mago que la absuelva.
¿O sí?
En el cine hollywoodiense de género de los años 40 y 50, la Femme Fatale solía ser un personaje secundario que terminaba muriendo en trágicas condiciones porque la sociedad aún no estaba preparada para la figura “Fatale”, o bien renunciaba a su "amor verdadero" porque Humphrey no podía asumir la responsabilidad de una relación teniendo que resolver un caso.
Sin entrar en peliculones como puede serlo "El tercer hombre", quizá uno de los mensajes que nos transmitían las películas de Hollywood de antaño que incluyeran Femme Fatale se pudieran abordar de dos maneras:

1) una mujer que pretende vivir sin protección masculina, y que encima fuma y lleva pantalones, no puede terminar bien.

2) la Femme Fatale (del cine negro) no debe esperar nada del protagonista, porque desgraciadamente éste tiene otras prioridades mucho más importantes que sus impulsos emocionales. Femme Fatale la caga por completo enamorándose de él, abandonando así su voluntad de independencia y su convencimiento de auto-suficiencia, por amor. Por eso muere; un castigo judeo-cristiano redime a la independiente subversiva. Pero, si tiene suerte, antes de esbozar su último suspiro podrá decirle a Bogart lo mucho que lo amaba.

Es decir, que la Femme Fatale del cine de los años 40 o 50 la palma como cualquier personaje de Tragedia griega. Está sujeta al destino que los dioses le han impuesto y no tiene el poder suficiente para cambiar el fatídico desenlace que la espera.
Esto viene a explicar más o menos lo que en versión más moderna le sucede a Trinity… claro que Trinity juega un papel clave en una saga con tintes simbólicos clásicos. 

En el caso de las películas hollywoodienses de esa época, la contradicción al ilustrar la situación de la mujer pudo deberse a que la mujer aún estaba buscando su lugar social. Es decir, que se relataba a una mujer anclada entre dos posturas, la de la hasta entonces conocida sumisión, y la de una nueva y total independencia (despechada) con respecto al hombre.
Creo que en ése cruce es donde se sigue encontrando.

La Neo-Femme Fatale

La nueva Femme Fatale no termina de ser la Sigourney Weaver que se carga al bicho que ha derrotado a una tropa de hombretones y termina fusionándose con el enemigo en una cópula sugerida.
Quizá la Femme Fatale actual sea la mujer agresiva de carrera imponente, capaz de sacrificar toda vida privada para llegar a ganar un sueldo equiparable al de su compañero de trabajo: una nueva figura mítica de bruja, que tiene sexo por placer, y que probablemente no tenga tiempo en su agenda para citas romanticonas.
Esta bruja moderna vendría a ser la Sharon Stone de "Instinto Básico", que de hecho, si mal no recuerdo sólo se sincera en un par de escenas: una en un sofá llorando cual niña después de hacer el amor (único instante de flaqueza, para corroborar que la tipa es humana), y otra tomando whisky en casa de su contrincante, única escena en la que lleva puestos unos pantalones. El resto de la descripción del personaje es puro juego manipulador, abuso de poder de seducción y aniquilación de la testosterona. La Sharon redondea su personaje declarando en una escena íntima que a ella no le gustan los niños.
Se dice que los estereotipos o las caricaturas se crean a partir de personajes reales que acojonan o chirrían. Ya sea por las posibles bajas de maternidad, por desconfianza o (quién sabe) por celos hacia el poder femenino si éste se desata, en Europa la mujer aún no tiene exactamente las mismas oportunidades ni el mismo dinero que un hombre en la oficina.

Hoy en día mucho cine comercial gringo (o de pretensiones gringas), hijo de la decadencia que lleva sufriendo Hollywood desde hace una larga década, tiende a presentar a mujeres "normales" con dilemas superables con los que sentirnos identificados. Véase Catherine Zeta-Jones (mujer normal donde las haya) en "Sin reservas", las heroínas de “Saint Valentine’s day”, o nuestra querida Bridget Jones.
La Bridget es una tipa entrañable con los problemas de sobrepeso y de identidad laboral que tenemos "todas", un personaje satírico, una versión de Sancho Panza actualizada cuya meta es nada más y nada menos que encontrar al príncipe azul para casarse con él, con traje-merengue incluido. ¡Toma mujer liberada! Soltera londinense asidua en bares de moda, con amigo gay y todo, y literalmente desesperada por encontrar a su "otra mitad". Como en Walt Disney.

Parece que así son las nuevas comedias románticas, género convertido en femenino por excelencia.
Por comedia romántica se entendía películas de contenido y desenlace "light", entretenimiento, espectáculo - que no insulto. Una cosa es "Desayuno con diamantes" o "Arsénico por compasión", por ejemplo, comerciales, en teoría respetuosas con la mujer de la época y catalogadas por algunos como romantic comedies, y otra muy distinta, "Las mujeres", ("The Women", con Meg Ryan, equiparable a "Because I said so" o "You've got an e-mail", o...), catalogada bajo el mismo género.

Lo primero que me llama la atención es uno de estos títulos; “The women”. Ni que fuera a comprender toda la esencia femenina en menos de dos horas de material. No es la primera vez que se hace alusión a esta esencia en un título.

The women

"Las mujeres" (con, como ya he apuntado, la operada Meg Ryan) es un perfecto ejemplo de lo que es hoy en día la comedia romántica: trata de mujeres que quedan con mujeres, hablan de sus desperfectos y limitaciones, sufren por un hombre (momento en que se hinchan a meriendas hipercalóricas bajo la mirada crítica de la mejor amiga, aunque no han engordado un gramo tras la elipsis de un mes de depresión) y que se recuperan del bache tras pasar por una serie de pruebas que las convierten en sexiest women, más poderosas, más seguras de sí mismas y de sus compañeras. Más Cosmopolitan.
Pero cuidado: la mala-malota (en este caso, la Eva Méndes) resulta ser un pivón de portada, un vivo ejemplo de los consejos de susodicha revista aplicados a su cuerpo serrano, con lencería ultra cara bajo la ropa de marca. ¿Cuál es el mensaje de este personaje antagonista? ¿Que la mujer debe luchar por acercarse a la imagen de la modelo de Cosmopolitan, pero sin convertirse en ella, para no olvidarse de sí misma? ¿Es una mujer Cosmopolitan-"de verdad" una mujer mala-malota? ¿Se le olvidaron los valores cristianos de la sociedad anglo-sajona al pivón más pivón de la película? Me perdí pensando en la mala-malota. No entendí bien, vaya. 

Pongamos que la conclusión de una película de esta índole sería que “unidas, las mujeres se llevan mejor que enemistadas”, que el que un hombre te quiera depende de tu auto-estima y tu apariencia (el resto no importa, ya que se da por sentado que la protagonista tiene buen corazón), que si llevas demasiado tiempo sin hacerte la manicura tú ándate con cuidado porque la infidelidad está al acecho, y que qué bello ser mujer, porque somos comprensivas, cariñosas y justas, aunque al resto del mundo (masculino) se le haya olvidado todo esto durante el transcurso de los hechos.
Resumiendo: la evolución de los personajes y de sus relaciones dependen de si el hombre está cerca, si quiere o no a la protagonista, o si se ha marchado con otra. El hombre es quien define la trama principal: si te pone los cuernos es que no estás sacando lo mejor de ti. Llamada a la aventura: ponte media pila, nena, que Cosmopolitan dice que puedes hacerlo mejor.

También están las películas del mismo género, de guiones predecibles y realización hollywoodiense, centradas en un hombre protagónico. En tal caso suelen repetirse los patrones: la trama principal está sujeta al objeto de deseo. La mujer.
Pero aquí debo hacer un inciso: el protagonista suele terminar sí o sí en brazos de una mujer (cosa que no sucede necesariamente con una protagonista, que puede terminar la película felizmente soltera). Si la mujer con la que termina el prota no es la mujer que le hacía la vida imposible al principio de la peli, es otro encanto de tipa a quien ha conocido a lo largo de la trama o a quien ha tenido en frente toda la vida.
Esta trama puede arrancar cuando el protagonista (que suele ser Ben Stiller) descubre que su amado pivón le ha puesto los cuernos o desaparecido con otro hombre. El prota tarda la mitad del film en olvidar a "esa maldita" y la otra mitad en volver a enamorarse de una mujer incapaz de semejante traición..
Parece que a Gringolandia le está costando perdonar a sus mujeres por descuidar la manicura, y aún más por haber tenido un "desliz".

Hoy hay quien denomina "Femme Fatale" a mujeres del género de acción o de thriller. Si tiene las dimensiones suficientes para ser prota, la película es la misma de siempre, solo que con mujer haciendo de hombre con ropa sugerente. Sin embargo, cuando Bond es chica, la chicaBond no suele ser remplazada por un chicoBond, sino más bien por un tipo enamorado y leal, buen mozo aunque tirillas o, si es negro, un gran padre de familia que espera a la prota en casa cocinando en delantal.
Con protagonista femenina, el thriller puede tornarse en thriller psicológico, o la película de acción, en "Los Ángeles de Charlie", donde el hombre se ve remplazado por tres tipas (sobra decir que no podemos hacer nada solas - ni ir al baño ni salvar al mundo, vaya) que luchan contra el villano-villana bajo la mirada protectora de Charlie.
Claro que se trata de un remake de los setenta (aquellos eran "otros tiempos").

Estas son anotaciones tomadas a la ligera, porque es infinito el tema de búsqueda. Y es que hay muchas Femmes Fatales, relatadas desde diversos puntos de vista en cine, cómics y movimientos literarios post-modernos. La Femme Fatale son todas, y ninguna.

Femmes modernes

Yo me atrevería a decir que esa nueva Femme Fatale es la que pretende ser toda mujer actual del primer mundo, más allá de su postura política o de su concepción global de las cosas: la Mujer diez.
Mamá diez, Sexy diez, Profesional diez, Cocinera diez, Deportista diez, Juvenil diez, Comprometida diez, y Largo etcétera diez.
En el mejor de los mundos - aquél patrocinado por los anuncios en TV - una mujer corriente debe levantarse de un salto de la cama a las 6 de la mañana para correr por un parque luminoso hasta las 7, ducharse con geles que exfolien su tersa piel, preparar un desayuno nutritivo para su sonriente prole, besar sensualmente a su marido admirativo como entremés de lo que será el polvete de esa noche antes de calzarse unos tacones y llegar despampanante a una oficina donde trabajar duramente durante 10 horas seguidas sin que se le corra el maquillaje ni le suden las axilas, donde no existen ni la regla ni los catarros y donde una es encasillada en el rol de eterna cuarentona atractivísima y tiburonísima de los negocios. Pero lo mejor del día aún está por llegar: faltan la compra, concienciada, de productos saludables y sus mil paquetes por traer a casa sin que se note el bulto, los deberes con los niños mientras se contesta, fresca cual rosa, a los últimos e-mails, sin olvidar la copa de buen vino con el churri que precede a un revolcón entregado entre las sábanas después de haberle leído un cuento a los churumbeles y dicho lo mucho que les quiere.
Todos nos pasamos por el forro esta absurdidad, y más en estos tiempos de crisis: con un poco de suerte el contenido mediático más burdo no tendrá más cojones que ir mutando.
Aún así, la mayoría de mujeres "modernas" lo intentan; ser mujeres sobresalientes en todo y, al no lograrlo, como es lógico, el resultado es la frustración.
La frustración de ser humanas y no Diosas.
Nos consolamos con los media, como todo hijo de vecino. Y así, una y otra vez.

El mito femenino, inherente a cada cultura, refleja la profundidad de pensamiento de un pueblo, su capacidad para ahondar en los misterios y alabar la vida. Cada una de sus representaciones existe en el subconsciente común de cada civilización.

Entristece pensar que basamos nuestras promociones en una representación de mujer pueril, artificial o decadente. Un mito basado en los miedos y los deseos del "hombre", ése que tampoco existe, y que aniquila la esencia de todo lo que representa lo femenino y su inabarcable mundo.

Quién sabe si baste con hacer la vista gorda, elegir entre las revistas y en la oferta en carteleras, cambiar de canal cuando empiecen los anuncios y no fijarse demasiado en los carteles por la calle.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

25-s / 23-o



Al visionar la retransmisión "en directo" desde elpais.com de un nuevo intento de rodear el Congreso este último martes, me vinieron varias cosas a la cabeza.

La primera, que este tipo de manifestaciones con sus propuestas escritas en cartón han sido y son muy necesarias, pero se quedan obsoletas. Son la excusa perfecta para que Cifuentes maldiga a los "perroflautas" o el PP se jacte ante una masa demasiado pequeña y poco coordinada de protestantes. Sigue siendo magnífico ver a gente tan ecléctica (de todas las edades, con todas las vestimentas y de distintas clases sociales) unida en pos de la vergüenza y el sentido común, pero tras el precioso 15-M del año pasado, estas manifestaciones no tienen razón de ser en particular.

Por otro lado, me hace gracia ver un cartel que ponga "PPSOE dimisión" cuando los que lo pedimos no tenemos ninguna alternativa concreta que proponer a cambio.  

Creo que, para empezar, habría que oficializar el contacto y poner de acuerdo a todas las asambleas del 15-M (vestigio muy producente del movimiento del año pasado), los sindicatos, y los grupos izquierdistas existentes hasta ahora en España.
Y esto, en mi opinión, para formular una petición de reforma de la ley electoral. Esa es mi propuesta de arranque, que debería ser una sola, para empezar. Paso a paso: una propuesta a cada vez.
Empecemos por el principio, y ajustemos resultados como los que hemos tenido que ver esta semana en Galicia.

Pero semejante propuesta lleva su tiempo.
Tiempo para aclararse, coordinarse y protestar desde la información y el conocimiento.
Lo cual me lleva a pensar que, más allá de esto, lo que más tiempo lleva es que la nueva generación de treintañeros (la nuestra) encuentre su propia voz. Y esto sí se merece un momento de reflexión.

Personalmente, me queda claro que el PSOE no me representa, pero visiblemente la izquierda tampoco.
Mis amigos españoles más comprometidos e izquierdistas llevan 5 años recitando doctrinas marxistas en sus asambleas, esto es, "adoctrinando" desde un lugar que parece haberse quedado estancado: han retomado el discurso irreprochable de nuestros padres progresistas para la época de transición, para retomarlo exactamente en el mismo sitio en que algunos tuvieron que dejarlo, cuando el panorama actual es muy distinto, y nuestras educaciones, vidas y derechos, diferentes.
Creo que ha llegado el momento de reformular nuestros ideales en plena "crisis de valores", aquí, donde ya no sabemos por qué ni por quién luchar exactamente. Y, sinceramente, si bien hay que haberlo leído en toda regla, "El capital" en concreto no tiene por qué ser un referente ahora mismo.

Hay gente que dice que el fallo del 15-M fue que no tuvo cara que lo representara. Yo no estoy de acuerdo. Era demasiado pronto para aferrarse a un "líder", y más teniendo en cuenta que lo que se ha ido al garete en España ha sido una política de "representantes".

Hay otra gente de mi edad que poco a poco comienza a pensar en voz alta que se debería volver a idear - desde un sistema de votación democrática - la mismísima constitución, ajustándola a los parámetros que vivimos hoy en día y desde un sentido más común a todos.

Hasta he llegado a escuchar una propuesta (descabellada para muchos, muy interesante en mi humilde opinión) según la cual cada ciudadano debería firmar un contrato de ciudadanía, para así hacerse voluntariamente responsable de la susodicha, y poder exigir condiciones a cambio.

Con esto quiero decir que, en este sueño quebrado que está demostrando ser Europa y con Grecia como ejemplo a no seguir, quizá haya llegado el momento de empezar a sopesar esas opciones que en primera instancia suenan a locura, por alejarse demasiado de una filosofía política que nos ha hecho ser la España de hoy, y parte de la CE.
¿Porqué? Porque a largo plazo no tenemos nada que perder, si no todo lo contrario.
Quizá nuestra tarea (la más difícil) como generación sea la de pedir cambios logísticos, de política interna, radicales.
Pero esto solo podremos pedirlo y exigirlo cuando nos pongamos de acuerdo, aún sabiendo que España no es precisamente conocida por su caracter mediador. he aquí el gran reto al que nos enfrentamos.

Un amigo mío me dijo algo interesante el otro día: "A España le pueden suceder 2 cosas: la 1era, es seguir el camino que lleva, y terminar siendo un país de condiciones africanas, con elecciones trucadas, violencia en las calles, y donde la educación se haya convertido en un lujo para niños ricos que planeen vivir fuera. La 2da, es que España se convierta en un ejemplo mundial de aquí a 20 años".

Queda por ver cómo empezar a proponer ese posible cambio de forma consistente, desde el conocimiento y el respeto hacia las leyes aplicadas hasta ahora, tomando en cuenta todos los ejemplos válidos vecinos y, sobre todo, abriéndonos del modo más civilizado e internacional al diálogo reflexivo entre nosotros, los españoles y los habitantes de España, los que la hacemos ser y funcionar.

Y entre tanto, que el PP siga tocando fondo bajo sus apariencias de mayoría absoluta.